miércoles, 3 de junio de 2009

Otra vez pisoteados en los call


No es algo nuevo afirmar que en los últimos años el mundo del trabajo sufrió profundas transformaciones. Nosotr@s, l@s jóvenes, quienes recién accedemos a este mundo, somos l@s primer@s en la lista de los contratos basura y la precarización laboral de las empresas y el estado.
Actualmente, los gobiernos promueven las ventajas competitivas de una mano de obra joven que es, en una dinámica paradójica, valorada y desvalorizada. Por un lado, con saberes educativos y universitarios, y, por otra parte, precaria, difuminada de derechos laborales básicos; es decir, con estilos de vida que se articulan con las exigencias actuales de producción. Somos una generación de trabajador@s que, en diversas ocasiones, por no conocer otro modo de trabajar, naturalizamos la ausencia de derechos básicos y prerrogativas, conviviendo con distintas formas de violencia laboral… y sí, la desorientación es fuerte.
Los sindicatos, por su parte, se encargan de “hacer carne” el éxito de la explotación al marginar de representación gremial a los trabajadores precarizados en actividades donde prevalece la tercerización. En los call center, por ejemplo, Comercio no lleva a cabo ninguna acción política que defienda nuestros derechos. Muy por el contrario, contempla los abusos y las presiones crecientes de las empresas con sus trabajadores. Al no existir una adecuada (nula) regulación, las empresas persiguen y hostigan a los trabajadores con métricas de productividad irrealizables, despidos injustificados y/o arbitrarios, además de profundizar maniáticas prácticas de disciplina y control.

El nuevo acuerdo de “recomposición salarial”

El 30 de abril de 2009, en el Ministerio de Trabajo, los representantes de la Federación Argentina de Empleados de Comercios y Servicios (FAECYS) y las Cámaras empresariales firmaron un nuevo acuerdo salarial homologado para los empleados de comercios.
Este acuerdo- que rige para la mayoría de l@s trabajador@s de call centers y empresas de telefonía celular de la provincia de Córdoba- establece, en primer lugar, la suma de $300 para l@s trabajador@s que prestan servicios en jornadas completas (8 horas diarias); y para aquell@s con jornada reducida (5 horas y media y 6 horas), la asignación se abonará en forma proporcional. Dicha suma tendrá el carácter de no remunerativa hasta el 31 de enero de 2010, en tanto que el convenio se extenderá hasta el 31 de octubre de 2009.

Otra forma de abuso encubierta antes de las elecciones

En primer lugar, la jornada completa de un trabajador de call no excede las 6 horas diarias, ya que, paradójicamente, las empresas argumentan que superado ese umbral “la tarea es insalubre”. Por lo tanto, se establece que nuestras 6 horas diarias de trabajo equivalen a las 8 horas de trabajo de un empleado de comercio.
Ahora bien, la realidad es que este acuerdo esconde un jugoso negocio para las empresas. En primer lugar, se afirma que nosotros trabajamos en “jornada reducida”, por lo cual no nos corresponde percibir los $300. Recibiremos un proporcional que ronda entre $200 y $225. Además, al volver no remunerativos los incrementos del mes de abril de 2008 que debían blanquearse el mes pasado, las empresas podrán abonar gran parte del aumento con el dinero que se ahorran de aportes provisionales, y hasta el mes de enero de 2010 se aseguran despedir trabajador@s con indemnizaciones que toman como referencia la escala salarial anterior al mes de abril de 2008.
Y esta estrategia no termina aquí: los representantes del gremio de comercio permitieron que la homologación del aumento llegara recién a fines de mayo (a pesar de que el acuerdo se firmó el 30 de abril). De esta manera, la práctica de reducción de los costos se orienta en hacernos creer que nuestro sueldo será más abultado, ya que en los primeros días de junio cobraremos el aumento correspondiente al mes de mayo. Sin embargo, nada nos asegura que las empresas estén dispuestas a pagar en forma.
Si bien es justo exigir el pago por jornada completa ($300), resulta poner de relieve que estas empresas, en Argentina, durante 2008, superaron los mil millones de pesos en exportaciones y siguen creciendo. Una ganancia extraordinaria a costa de nuestras frágiles condiciones de trabajo y de bajísimos sueldos (como es el caso de este aumento).
Y como si ese panorama fuera poco, se destacan las denuncias en la Dirección de Defensa del Consumidor de Córdoba. Los servicios más denunciados pertenecen a los de telefonía celular, Bancos, servicios de Internet, tarjetas de crédito, entre otros. Los consumidores argumentan que son estafados con cobros indebidos de abonos y tiempos de comunicación o por consumos inexistentes, incumplimientos de servicios contratados, aparatos en mal estado, falta de información en los servicios de atención al cliente y ventas, etc.

Nuestra salud, error fatal

Tampoco es extraña la noticia de nuestro agobio por la demanda de atención continua, de la repetición hasta el hartazgo y casi sin sentido del speech de la empresa. Por los ritmos de trabajo intensos, los descansos inadecuados, las hostigaciones de l@s jefes y supervisores, algun@s sacamos carpetas médicas y/o psiquiátricas; otr@s nos sostenemos con ansiolíticos, empastillados hasta los dientes. Terminamos con un humor espantoso, un sentimiento personal de angustia, enojo e impotencia. Se nos obliga a que, en la mayoría de las llamadas, nuestra mente se adapte a los insultos y a las quejas. ¿Por qué nos sometemos a esto? ¿no basta con nuestro crítico sueldo? No existe un espacio para pensar, para sentir. En el call los tiempos están finamente pautados, son dinero.
En un estudio que realiza Pablo Cólica, especialista en medicina interna y del estrés y director médico de la Asociación de Medicina del Estrés de Córdoba (Amec), el síndrome de estrés laboral crónico (burn out) se desarrolla con una enorme rapidez en los call center. Este síndrome surge por estar trabajando seis horas con un alto grado de presión, sobreestimulación auditiva y visual, escasas pausas y maltrato psicológico de jefes y supervisores. “La investigación da cuenta de que los pacientes tienen jaquecas, trastornos del sueño y digestivos, palpitaciones, falta de aire, debilidad, contracturas musculares, alteraciones cognitivas, pérdida de concentración y de memoria, falta de atención, fracaso o abandono de sus estudios. (La voz del interior, 15/05/09)
El doctor en medicina y consultor externo de la OIT, Mario Epelman, en una nota de la revista Veintitrés, explica que “los call centers reúnen todos los males de la globalización. El control permanente genera síntomas psicosomáticos como irritación, nerviosismo, erupciones en la piel, insomnio, problemas de relaciones interpersonales, gastritis, ataques de pánico. Además, esta clase de trabajo, si no se realiza una prevención adecuada, generan disminución auditiva, con riesgos de hipoacusia, lumbalgias por la postura en las sillas y tendinitis en las articulaciones de las manos”.
Es evidente que los malestares no son un tema individual, sino colectivo, por eso la importancia de cuidar y defender nuestra salud, uno de los capitales más preciados de la vida que las empresas intentan domesticar.
Con este boletín tratamos de unir fuerzas, de construir espacios y formas de lucha colectivas, alrededor de este modo de trabajo que es el call center. Si bien existen particularidades en cada empresa, tod@s compartim@s un sueldo que no alcanza para nada y reconocemos lo intolerable que es la violencia laboral en un call. Es por esto que buscamos comprometernos en esta lucha específica, la nuestra, para que podamos unificar criterios y mejorar nuestras condiciones de trabajo. ¡Te esperamos!

Jueves 4 de junio, a las 18:00 hs, nos juntamos en Colón y Cañada para movilizarnos, con caretas, al Ministerio de Trabajo y a los edificios de varios call center de la ciudad de Córdoba.